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domingo, 20 de mayo de 2007

CUMPLIERON CON EL FIXTURE


Flandria e Italiano cerraron la temporada con un partido aburrido y para el olvido. El local festejó la permanencia en la B


Pobre los hinchas que se acercaron hasta el Carlos V en busca de una buena despedida del torneo y debieron castigar a sus ojos con un partido para el olvido, en el que abundaron imprecisiones y escasearon las jugadas de riesgo frente a los arcos. Al menos para el local quedó el consuelo de haber asegurado su estadía en la Primera B y este partido solo sirvió como excusa para festejar ese logro.
Muy pero muy poco pudo rescatarse como positivo a lo largo de los noventa minutos y dio la impresión que este encuentro se llevó a cabo solamente con el único fin de completar el calendario. Sin embargo, Flandria fue de los dos equipos el que insinuó más y tal vez por eso hubiese merecido quedarse con una victoria.
A los 11 Ponzio capturaría un débil cabezazo de Cuevas en la que sería la única jugada tal vez clara de la primera etapa además de algunas insinuaciones de Castellón en cercanías del área que nunca llegaron a concretarse por falta de precisión. Por si fuera poco, el campo de juego atentaba contra el buen desenvolvimiento de los jugadores ya que presentaba muchos pozos y era imposible trasladar el balón pegado al botín.
Por el lado del azzurro nada nuevo ya que se repetía la misma decepción de su gente en todo el campeonato, más allá que en esta oportunidad el equipo debió sufrir modificaciones imprevistas a causa de la epidemia de gripe que se apoderó del plantel. El arquero con corrección, la defensa haciendola fácil para despejar cualquier intento, un medio campo que jamás agarró la pelota y los de adelante casi no entraban en juego.
La segunda parte fue más de lo mismo. Con la salid de Castellón por lesión, el conjunto canario pareció perder algo de poder ofensivo y fue allí donde Italiano trató de acercarse hasta el arco de Ramírez, pero terminó pecando generalmente en centros desde la izquierda de Verón o Yacuzzi que no llegaban a destino de los cabeceadores visitantes.
Corrían los minutos y el anfitrión seguía siendo dentro del pobre espectáculo el que hacía mejor las cosas o al menos lo intentaba. Alejandro González era el único capaz de hacer algo distinto ya sea haciendo la individual, como a los 25 cuando remató desviado, o habilitando a un compañero de cara al gol, como a los 32 cuando Ponzio le tapó a Cuevas la apertura del marcador.
Así se despedían del torneo, con un Flandria que empujó sobre el final y se metió sin poder definir ante un Italiano que fue el fiel reflejo de toda la temporada, un equipo sin rumbo ni identidad de juego y que deberá renovarse bastante para no tener que sufrir imprevistamente a partir de ahora con el promedio.