En un partido
tan frío como la tarde, Deportivo Morón y Sportivo Italiano se repartieron más
errores que aciertos y por eso el empate sin goles fue el resultado más acorde.
De esta manera, el conjunto que conduce Ferraresi dejó atrás la serie de cuatro
derrotas consecutivas, aunque ahora son ocho las presentaciones que lleva sin
sumar de a tres.
Mucho no se
podía pretender entre un equipo que deambula en la mitad de la tabla y otro que
no logra despegarse del fondo. La falta de lucidez en el juego fue el común
denominador en ambos y si tuvieron alguna posibilidad de convertir fue más por
el error rival que por virtud propia.
Al local le
costó plantarse en su propia cancha ante uno de los peores equipos del campeonato,
ya que este no se sintió inferior y lo presionó permanentemente con la idea de
hacerlo equivocar en la administración del balón.
Sin embargo,
Italiano falló una vez más a la hora de la definición porque Coria habilitó
desde la izquierda a Di Biasi, quien remató desviado desde el punto penal cuando
recién empezaba la historia.
Bordón y
Barreal debieron dejar la cancha por lesiones y el reacomodamiento por suerte
no le resultó tan complicado, aunque tempranamente el técnico se quedó con dos
recambios menos. Fernández pasó a jugar de central –cumplió una buena labor en una
posición desconocida para él- y Ruiz ingresó al lateral derecho.
Del lado del
“Gallo”, solo Martínez aportaba la habilidad y la creatividad necesaria para
generar juego, aunque pocas veces encontraba los socios ideales para llegar con
riesgo al arco de enfrente. Por eso fue recién sobre el final del primer tiempo
cuando tuvo la chance de romper el cero, pero el uno y los palos se lo negaron.
Tras el
descanso, las cosas no mejoraban en Morón y tampoco encontró demasiadas
respuestas en los cambios, aunque por momentos ganó en el dominio territorial y
no supo cómo quebrar la última línea visitante.
El ACIA se
mostró firme bajo los tres palos y también en la línea de fondo, donde trataba
de no complicarse. Además, batalló en el medio, pero escasearon las ideas
ofensivas a tal punto que Molina se retrasaba muy seguido para entrar en juego,
mientras que a Coria se lo notaba ansioso y acelerado
Restando
solo tres minutos, apareció en toda su plenitud Peratta, quien casi no había
intervenido y debió asegurar el empate con una doble tapada ante Coria, para el
lamento de los azzurros presentes, que aún deben estar agarrándose la cabeza
por cómo se perdió el triunfo sobre el final estando solo delante del arquero.