Lo del equipo de Vicentín fue muy flojo de principio a fin, con fallas increíbles y constantes desatenciones en las marcas, mucha imprecisión en todos los sectores y escases o nulidad de ideas a la hora de la creación.
El primer tiempo fue malo para ambos, con abundancia de errores y poquísimos aciertos, con una leve insinuación del local por haber merodeado al menos las cercanías del arco de enfrente, pero sin generar demasiado riesgo para el arquero.
Tanta chatura no hacia dudar que se irían al descanso con el marcador en blanco, pero cuando ya se jugaba tiempo adicionado apareció Julián Montenegro con un centro bajo desde la derecha que Machín dejó pasar y que Tarazona, con un derechazo fortísimo desde la media luna, mandó al fondo del arco poniendo arriba a los de Gerli.
Fue un golpe del que el Azzurro jamás pudo recuperarse, ni por juego ni por rebeldía. Los cambios tampoco hicieron efecto y la imagen iba empeorando minuto a minuto, a tal punto que quedó por momentos muy expuesto a que volvieran a convertirle.
Cuando se jugaba casi media hora del complemento, un córner desde la derecha para la visita derivó en una serie de rebotes que incluyó el travesaño y al arquero Bacher, hasta que Machín terminó de empujarla hacia la red.
La impotencia llevó a Italiano al borde del suicidio, Greco se fue a las duchas por un patadón sin pelota y si los de Szeszurak no aumentaron la diferencia fue por fallar en la definición o por un par de muy buenas intervenciones del uno Azzurro.
De esta manera, el elenco de Ciudad Evita perdió la chance de escalar algunas posiciones dentro de los equipos que por el momento accederán al Reducido y de cara al próximo partido se queda con un equipo diezmado tanto por la expulsión de su lateral izquierdo como la ausencia de tres futbolistas que llegaron al límite de amonestaciones.
