Sportivo Italiano volvió a ganarle a Sarmiento y, redondear un global de 3 a 0, accedió a la final de Torneo Reducido de la Primera B que otorgará la posibilidad de jugar la promoción por un lugar en la Primera B Nacional. Si alguien pensaba esto a comienzos de la temporada, seguramente sería un visionario teniendo en cuenta la difícil situación en la que había arrancado el equipo en cuanto al promedio del descenso y, por lógica, el objetivo principal era escaparle a eso.
No fue el equipo de Oscar Blanco un espectáculo en esta llave frente a los de Junín, pero si muy efectivo porque tanto el pasado sábado como esta tarde sus mejores armas fueron la solidez defensiva, el oficio del medio campo y la experiencia arriba para golpear en los momentos justos.
Fue vital la diferencia de dos goles conseguida como visitante porque eso le dio muchísima tranquilidad a Italiano para manejar el partido a su antojo y no le importó que la pelota la pasase por los pies de los jugadores rivales en gran parte del encuentro porque se encargó de que no pudieran quebrarlo ni llegarle a la red.
Fabio Nigro, entrenador del “Verde”, apostó a un equipo más arriesgado con tres en e fondo y volantes con vocación más ofensiva, pero terminaron muchas veces acumulando gente en campo contrario sin ideas claras para penetrar al área de Anconetani, más que con algún disparo de media distancia bien controlados por el uno.
La expulsión de Britos junto Bustos por agresión mutua a los 35 pareció algo exagerada y quizá algo más perjudicial para los de “Cachín” que para Sarmiento. Sin embargo el local se mantuvo bien ordenado a sus volantes, colaborando también para que la defensa no sufriera sobresaltos y los que sí sintieron la ausencia del enganche fueron Saccone y Abalsamo, quienes debieron sacrificarse un poco más para que les llegue el balón.
La segunda parte no cambió demasiado porque Italiano, pese a ceder algo más de terreno seguía jugando con la ventaja a su favor, se mantuvo bien agrupado atrás y a la espera de algún contragolpe para aprovechar los enormes espacios que dejaba la visita al atacar en masa con más ganas que prolijidad.
Anconetani no tenía errores en las pocas que llegaban hasta sus manos y junto a la última línea contagiaban seguridad al resto del equipo, que se animó a más y sin conformarse con la igualdad empezó a mirar el arco de Burela con más decisión. Así fue que sobre el final Abalsamo aprovechó una desatención de la defensa “Kiwi” para eludir a dos hombres y sacar un remate de derecha que luego de dar en el palo derecho se metió mansa en el fondo del arco.
Ahora se viene lo más difícil, ponerle el broche de oro a esta excelente campaña que muy pocos imaginaban y la que algunos aún no son capaces de reconocer. Serán dos finales a todo o nada, pero con el mismo sacrificio que se vio hasta el momento nadie le quitará el sueño a los hinchas de dar un pasito más y estar ahí nomás de volver a la máxima categoría del ascenso.