Sportivo Italiano
debía ganar como sea para seguir siendo el único puntero y así lo hizo aunque agónicamente,
porque Joaquín Laso volvió a ser el caudillo y dos minutos del final convirtió
el gol de la victoria frente a San Telmo cuando el equipo más lo necesitaba,
tras haber jugado uno de los peores partidos de la temporada.
Los nervios le
jugaron una mala pasada al Azzurro desde el primero al último minuto, lo que
provocó imprecisiones, desatenciones y fallas de juego en todo sentido, tanto en
lo individual como en lo colectivo.
Eso fue
aprovechado por una visita que entró a jugar con bastante atrevimiento en campo
adversario y merodeando el área defendida por Milton Álvarez, ya que contó con
volantes bien concentrados y ubicados para adueñarse del mediocampo,
fortalecido por los defensores que se sumaban por los costados.
El
entrenador del conjunto de Ciudad Evita, Mario Rizzi, había poblado la zona de
volantes, pero en vez de tener más la pelota fue como que se superponían las
posiciones y se quitaban espacios. Por eso, los generadores muchas veces
deambulaban perdidos por la cancha y sólo Heredia se mostraba y aportaba su
corazón característico. Atrás no corría riesgos importantes, pero adelante
tampoco amenazaba, más si su único punta bien definido (Antonio Rojano) debía
retrasarse para tomar contacto con la pelota.
Así se fue
la primera etapa con el marcador en blanco para afrontar la segunda con algo
más de actitud por parte de Italiano, que a los cuatro minutos hilvanaría su
mejor jugada, pero Anchoverri le ahogaría el grito a Rojano.
Por suerte
para el local, los hombres de ataque del “Candombero” no lograban enlazarse
para concretar en la red el dominio territorial que había tenido en el primer
tiempo, ni aun cuando llegaron las variantes desde el banco.
Las
imprecisiones no cesaron en todo el complemento, pero hubo más espacios y el
partido estaba abierto, aunque cerca del final, San Telmo terminó lamentando la
jugada previa a la que derivó en el único gol, ya que el juez había otorgado un
tiro de esquina para el local cuando en realidad correspondía saque de arco por
un remate de Archubi que se desvió en Heredia, que estaba caído.
Fue en ese
momento cuando Laso tomó la lanza, como ya lo hizo en anteriores ocasiones, y
se fue a buscar adelante con decisión la posibilidad de quebrar el cero,
poniéndole la cabeza a un centro de Ciavarelli desde la derecha y haciendo
estallar a todos los hinchas que ya lamentaban otra chance desperdiciada.