La tormenta que se avecinaba en el atardecer de la Isla Maciel era como un presagio del presente del “Candombero”, algo que el azzurro pudo cambiar gracias al triunfo que alcanzó fundamentalmente porque tuvo más decisión en el segundo tiempo luego de una primera parte llena de imprecisiones y en la que no pudo sacar diferencias pese a que el local jugó con diez desde los 15 por expulsión de Santúa.
Los dos equipos se asemejaban demasiado en cuanto a las complicaciones que tenían para generar juego y crear peligro frente al arco contrario. Muchos pases y centros a dividir, reiteradas interrupciones por faltas generalmente innecesarias y el lógico temor del descenso provocaban un pobre espectáculo.
Ni Evangelisti ni Anconetani fueron exigidos durante los primeros cuarenta y cinco más que con algún disparo de media distancia sin la potencia necesaria para traspasar la línea de gol.
Tras del descanso crecieron Britos y Verón, a partir de lo cual Italiano volcó su juego al campo adversario. De tanto insistir, tras un corner desde la derecha apareció el ingresado Rami para empujarla hacia la red.
Si antes del gol el conjunto conducido por Besada no le encontraba la vuelta al partido, con el uno a cero abajo se le hizo más difícil aún porque la defensa azzurra no trastabilló y Anconetani no tuvo trabajo.
Los de Ciudad Evita buscaron estirar la diferencia, pero no estaban finos a la hora de la definición porque Verón probó un par de veces sin éxito, Pinto con su pierna menos hábil remató cerca del palo izquierdo y Astudillo volvió a fallar delante del arco como le sucedió en las últimas presentaciones.
Pasaba el tiempo y San Telmo no reaccionaba pese a la exigencia de su público. Hasta que restando jugarse solo dos minutos cayó parte del alambrado detrás del arco donde estaba el grueso de la gente y el juez anticipó el final.
