Se enfrentaban
dos equipos de parecido presente tanto en el juego como en los resultados y eso
fue lo que se pudo apreciar en una primera parte con escasos atractivos a raía
de la falta de claridad en el manejo del balón a la hora de buscar el arco de
enfrente.
Tal es así
que ya se había jugado media hora cuando se produjo la más clara: Cardozo quedó
mano a mano con Hourcade tras habilitación de González y el uno azzurro logró
quedarse con el balón.
En tanto, un
remate de lejos de Heredia fue lo único que se pudo contabilizar del lado del
local, que pese a no encontrar los caminos para desequilibrar mantenía su
firmeza en la última línea.
Las indicaciones
de ambos técnicos en el descanso parecieron motivar a los futbolistas, ya que
salieron a la cancha con otra actitud en busca de la victoria. Eso se vio
principalmente en Italiano, que a los tres minutos pudo haberse puesto en
ventaja cuando Federico Díaz quedó en una inmejorable posición de remate en el
sector derecho del área, pero Arias Navarro alcanzó a manotear y la pelota dio
en el palo izquierdo.
El empuje
desde la zona de los volantes y un par de conexiones adelante hicieron
esperanzar a los hinchas azzurros, pero la falta de gol sigue siendo el
principal déficit del equipo en este torneo.
También
Cambaceres pudo marcar en una ráfaga de pocos minutos, pero Kissner remató
desviado, luego Cardozo probó sin suerte desde media distancia y después fue Di
Biasi quien estuvo cerca de cabeza.
Con los
cambios el trámite tomó más ritmo aún y en el cuarto de hora final se hizo de
ida y vuelta, donde cualquiera de los dos pudo ganarlo si afinaban la puntería.
Primero fue Federico
Díaz quien perdió otra vez con el uno en un mano a mano, pero después
Ostapkiewicz debió salvar lo que era gol de Azcona. Ya en los minutos finales Diduch
cabeceó cerca del palo izquierdo y para no ser menos Di Biasi sacó un remate
que salió por el mismo poste del arco opuesto.
En consecuencia,
debieron conformarse con un empate que a ninguno de los dos les sirvió para
mantener la esperanza de poder entrar al reducido pese a que los resultados de
los rivales directos les siguen jugando a favor.