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sábado, 17 de mayo de 2014

Fecha 37: ITALIANO 1 – CADU 0. Misión cumplida

Sportivo Italiano venció por la mínima diferencia  a Defensores Unidos en su propia casa y se coronó campeón ante una multitud que se acercó con el fin de celebrar el regreso a la Primera B luego de jugar dos años en la cuarta categoría.
Fue en todo sentido el partido coronación de un equipo que tuvo momentos de muy buen futbol (a veces demasiado exquisito para lo que suele verse en la Primera C) y otros en los que debió sacrificarse más de la cuenta, sin importarle rasparse o embarrarse.
Durante la primera etapa del campeonato, tanto el técnico Mario Rizzi como algunos jugadores debieron soportar críticas y reproches que supieron revertir en la segunda parte del torneo gracias a la consolidación de un muy buen grupo, tanto en lo humano como en lo futbolístico.  
El capítulo decisivo de esta historia pudo haber sido antes, pero los nervios le jugaron una mala pasada en los encuentros anteriores y fue por eso que no dejaría pasar una nueva chance ante el CADU, por lo que salió a la cancha a comérselo crudo y así terminar lo antes posible con la consagración.
Los volantes azzurros estaban muy activos y abrían constantemente a la defensa rival para que los hombres más punzantes quedaran de cara al gol. Así fue que Heredia recuperó una pelota arrojándose al pìso en la zona de la mitad de cancha, siguió la jugada y Di Biasi definió tras un rebote frente al arquero.
Después de la media hora de juego, Ravest vio la segunda amarilla y pese a quedarse con diez, Italiano desperdició algunas jugadas claras como para ampliar la diferencia ante un CADU que al principio pareció ser un simple invitado a la fiesta del local porque no hacía pie, era desbordado y no encontraba el juego de equipo, principalmente por la ausencia o casi nula conexión entre los volantes y los delanteros.
Luego del descanso, el ingreso de Maxi López y una participación más activa de Peralta Cabrera insinuaron la posibilidad del empate por parte de los zarateños, pero el uno local se encargó de opacarlo.

Con el correr de los minutos, las ganas de la visita por empatar lo expusieron demasiado atrás, principalmente a su arquero y dejándole casi media cancha libre a un rival que a partir de su solidez defensiva se animó a algunos contragolpes que increíblemente no terminaron en goles de Rojano o de Oviedo, sino terminaba dos o tres goles arriba.