A lo largo
de toda la semana hubo mucha previa para juntar globos, papeles, rollos de
cinta y demás cosas que servirían para decorar lo que se preveía como la fiesta
del regreso de Sportivo Italiano a la Primera B.
El frío
matinal y el barro originado por las lluvias de la noche anterior no impidió
que el sábado los hinchas se fuesen acercando al estadio desde muy temprano
para terminar de organizar todo.
Mientras un
grupo desplegaba prolijamente las banderas en la popular y los alambrados,
otros preparaban las hamburguesas que formarían parte del almuerzo. Colgaron
los tradicionales tirantes tricolores, dos banderas argentinas, varias en
agradecimiento tanto a los jugadores como al cuerpo técnico y las de los distintos
barrios.
Además,
detrás del arco que da hacia el aeropuerto se estrenó una muy destacada de
fondo azul y letras blancas que decía ¨Vitrola pensando en vos siempre, siempre
extrañándote” como homenaje al joven dirigente Víctor Cicconetti,
fallecido hace unos meses.
La salida
del equipo fue acompañada por el despliegue del telón, bengalas, humo azul y una nube de serpentinas que demoraron el
inicio del partido. Las trompetas, bombos y redoblantes fueron el fondo musical
de un aliento que se hizo permanente y siempre referido al ascenso y con muchas
dedicatorias a su clásico rival Deportivo Español.
A los más de
3500 que cubrieron la popular (se destacó la presencia de familias completas y
chicos, en su mayoría con vestimenta o cotillón) se le sumaron 1000 plateístas
y otros 500 azzurros entre los que se ubicaron en la cabecera más pequeña y los
esparcidos sobre el alambrados perimetral.
Todos
vivieron todo el encuentro con la lógica adrenalina que ocasionaba esta
instancia decisiva para Italiano, pero con la tranquilidad de que la meta
estaba cerca cuando Elías Di Biasi mandó la pelota al fondo del arco desatando
el masivo grito de gol.
Cuando no
restaba mucho para el final, una multitud de allegados, familiares y algunos
hinchas que lograron filtrarse se agolparon delante del banco de suplentes a la
espera del pitazo final del juez para festejar junto a los jugadores, quienes
como sucede en estas ocasiones fueron despojados por completo de sus
vestimentas.
Mientras
ellos celebraban en el campo de juego, afuera una gran variedad de pirotecnia
(la más explosiva fue organizada detrás de la tribuna) ensordeció la tan
ansiada vuelta olímpica y luego los festejos continuaron en la zona de
vestuarios donde los jugadores con un bombo y un redoblante entonaron durante
más de una hora cada uno de los temas de
la hinchada.
Cuando el
fervor calmó y bajaron las pulsaciones, el plantel, el cuerpo técnico,
familiares, dirigentes y allegados
hicieron un brindis en la zona de la concentración.