Una vez que el árbitro Américo Monsalvo pitó el final del partido entre Sportivo Italiano y Deportivo Laferrere se produjeron las quejas más enérgicas del local por la jugada del penal que fue determinante en el resultado.
El asistente número uno, Daniel Rebusini, se fue directamente hacia la zona de vestuarios en lugar de reunirse con sus colegas en el centro del campo como sucede habitualmente y allí recibió los reproches de todo azzurro que se encontraba cerca.
Pero lo peor sucedió cuando los visitantes llegaron a ese sector aledaño al campo de juego, ya que en el intento por proteger al línea se produjo un tumulto generalizado y lleno de discusiones.
Por suerte la policía que se encontraba apostada en el lugar pudo apaciguar los ánimos haciendo ingresar a los jugadores, técnicos y allegados a sus respectivos vestuarios y la historia no pasó a mayores.